Y llego el día, Martin Palermo se despidió de la Bombonera. Envuelto en lágrimas, dejó por última vez como jugador la cancha de boca. La gente se cansó de aplaudir y de corear su nombre mientras las sorpresas iban apareciendo.
Debo decir que no fui un admirador de Palermo, es mas, bastante lejos estuve de quererlo… por lo menos hasta el gol que le hizo a Perú con la selección aquel día lluvioso. Desde ese momento empecé a respetarlo y supe que era indiscutible su capacidad goleadora.
Bianchi lo llamó el optimista del gol, yo lo hubiese llamado el oportunista del gol. No hay dudas sobre sus cualidades como cabeceador, pero técnicamente con la pelota en los pies dejo mucho que desear. Igual le alcanzó para batir cuanto record se le cruzara. 20 goles en 19 partidos, máximo goleador de Boca, y otros tantos. Solo imagínense si hubiese metido la mitad de los goles que erró? La cantidad de penales tirados a la tribuna…
El siempre estaba en el lugar indicado, tenía un imán para los rebotes, su ubicación en la cancha era perfecta y eso es una cualidad que no todos los delanteros tienen, muchos siempre están a contramano de la jugada. En cambio el Titán siempre llegaba en el momento justo para mandar la pelota a la red, sino recordemos el gol a Grecia en Sudáfrica 2010.
La mancha negra en la película del Loco fue su paso por Europa, no rindió ni en Villarreal, ni en Betis ni en Alavés.
Lo mas lindo de todo, y es para destacar, es que el homenaje se le hizo siendo jugador, estando vigente. Los dirigentes de boca supieron aprovechar el momento y le dejaron algo que jamás olvidará. Maradona retirado en 1997, tuvo un homenaje en el 2002. Batistuta todavía no tuvo su despedida, y hay mas ejemplos…
A la historia de Palermo le queda una ultima hoja, confeso hincha de Estudiantes, puede mandar a Gimnasia a la B, a pesar de que enfrente este su amigo del futbol: el mellizo Guillermo.
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